“Es que yo no puedo”, ‘” Yo no sé”, “¡No me va a salir!”. Son frases que oímos decir a niños y niñas y que pueden indicar baja autoestima. Si te preocupa que tus hijos e hijas puedan tener una autoestima negativa, este artículo puede darte pistas para conseguir mejorarla.

Qué es la autoestima, cómo y cuándo se conforma.

La definición más extendida de autoestima nos dice que es “La valoración que una persona hace de sí misma”.  Es decir, la autoestima es la forma en que nos percibimos y valoramos a nosotros/as mismos/as. Si el resultado de esa valoración es beneficioso hablaremos de personas con autoestima alta o positiva, y, si el resultado es perjudicial, hablaremos de personas con una autoestima baja o negativa.

La autoestima, se va formando desde la primera infancia y continúa su desarrollo a lo largo de toda la edad adulta. De este modo, se va conformando en su interacción con el medio, sobre todo como resultado de la vinculación afectiva con las figuras de apego principales.  En este proceso, influirán tanto el entorno familiar como el ambiente sociocultural en el que vive. La autoestima en la infancia se caracteriza por ser muy dependiente de la valoración externa, es por esto, que el comportamiento de las madres y padres hacia sus hijos e hijas tendrá como resultado el fomento de una alta autoestima o, por el contrario, la disminución de la frágil autoestima infantil en desarrollo.

“Una buena autoestima es uno de los pilares para que niños y niñas crezcan felices.”

Qué  puedes hacer para fomentar la autoestima y qué deberías evitar para no dañarla.

Ten en cuenta su opinión: los niños y niñas tienen derecho a participar de las decisiones que les afectan directamente. Preguntar para conocer su opinión o proponer que escoja alternativas dentro de unas posibilidades razonables, son cosas que podemos hacer para que  participen de las decisiones. A menor edad, menor número de alternativas posibles, les ayudará a centrarse en la elección. Por ejemplo: “De postre hay fruta. ¿Prefieres plátano o sandía?”.  Evitar: tomar decisiones de manera autoritaria “porque yo lo digo”. No respetar sus preferencias.

Favorece su autonomía: que las niñas y niños vean que tienen capacidad de resolver las cosas por su cuenta, e ir dotándoles de autonomía desde edades tempranas. Permitir que hagan actividades de la vida diaria y darles responsabilidades según su edad, facilita experimentar la satisfacción de hacerlo por sí solo/a.  Un ejemplo de frase que podemos decir para favorecer su autonomía es: “Intenta vestirte sola, si necesitas ayuda avísame” recuerda que dar ayuda antes de tiempo interrumpe que pueda conseguirlo por sus propios medios. Evitar: hacerlo todo por tus hijos e hijas porque lo haces más rápido y mejor.

Practica la escucha activa:  aunque a ti como persona adulta no te parezca importante lo que tu hijo/a tenga para contarte, sí que lo es, e incluso, puede que lo esté pasando mal. Ponte a su altura, mira a su cara, deja que  hable. Se trata de que tu hijo o hija sienta la comprensión y escucha.  Evitar: hacer otras cosas a la vez (como mirar el teléfono o ver la tele mientras habla). Restar importancia a sus vivencias y sentimientos. Interrumpir y mandar a callar.

Promueve la autoaceptación: demuéstrale amor incondicional. A veces las niñas y niños se quedan con la impresión que deben ganarse el amor de sus padres y madres.  Eso alimenta las creencias del estilo “si me equivoco, no me quieren” “si no quito buenas notas, no me quieran” De esta forma cuando no hay buenos resultados o tienen un mal comportamiento, creerán que no son personas dignas de cariño.  La mejor forma que se acepten a sí mismos/as es aceptando que son seres imperfectos. De esta manera, comprenderán que su propio valor como personas no varía según las circunstancias. Evitar: valorar a la persona según sus resultados sin tener en cuenta sus esfuerzos. Mostrar aceptación solo cuando se comportan bien y desprecio cuando cometen errores. Caer en comparaciones.

Juzga la conducta, no la persona:  ante los errores poner el foco en el comportamiento inadecuado y no en juzgar al niño o niña. Si nos enfocamos en criticar a la persona, esta acabará por atribuir sus errores a características de su personalidad, lo cual dificultará el proceso de cambio y mejora de sus comportamientos. Cambia el “eres” por el “ser”: por ejemplo, si se despista en clase y no trae correctamente apuntados sus deberes, en lugar de decir “Eres un despistado” podemos decir “Te has despistado”. Evitar:  juzgar a la persona, hacer criticas destructivas, criticar en público.

Haz elogios concretos y sinceros:  si alabamos desproporcionadamente a nuestros hijos e hijas con el objetivo de mejorar su autoestima, diciendo cosas del estilo “eres la mejor de todas”, “eres el más guapo”, hay altas probabilidades de conseguir el efecto contrario al esperado. Este tipo de comentarios, ponen el foco en la competitividad y comparación con las demás personas, alimentando sentimientos de superioridad o inferioridad. Señala sus virtudes de forma concreta, pero también sus limitaciones sin dañar: “las matemáticas no son tu fuerte pero los idiomas se te dan genial”. Esto le ayudará a aceptarse con sus errores, y trabajar para mejorar. Evitar: negar las limitaciones, hacer elogios exagerados o generales, señalar solo lo negativo.

Alienta a intentar nuevos retos: aunque esto implique asumir riesgos, es el camino para enfrentarse a nuevos desafíos y aumentar su zona de aprendizaje.  Limitar las experiencias, hace sentir a los niños y niñas inseguros de sí mismo/as a la hora de enfrentarse a la vida. Evitar: sobreprotegerle, desalentarlo.

Y por último…

Sé un buen modelo: trabaja tu propia autoestima con el objetivo de mejorarla. Los niños y niñas aprenden por modelado, es decir, copian a las personas adultas de referencia. Padres y madres deben ser modelos de personas con alta autoestima.  Como resultado, verás aumentar tu nivel de bienestar y calidad de vida. Está demostrado que las personas con autoestima positiva disfrutan de mejor estado de salud. Evitar: mostrarte acomplejado/a ante tus hijos o hijas.

 

Y hasta aquí, unas pocas recomendaciones para conseguir que la autoestima de tu hijo o hija se vaya desarrollando de forma sólida y positiva.  Si crees que tu hijo o hija tiene una baja autoestima podemos ayudarte. Evaluaremos su caso de forma personalizada y trabajaremos de manera individual y en familia para conseguir su mejoría.

Melina Sinopoli, psicóloga colaboradora en PsiquePontevedra.