Belinda Martínez. Psicóloga sanitaria.

Es frecuente que en nuestra vida diaria, en nuestras relaciones con los demás o en un contexto terapéutico; nos encontremos dificultades derivadas de la falta de capacidad para comunicarnos saludablemente. Esto, que puede pasar incluso desapercibido,  acarreará graves consecuencias como serán el  negar nuestras propias necesidades o deseos, o el deterioro de las relaciones con nuestro entorno (familia, pareja, amigos/as…). A largo plazo también nuestra autoestima se llega a ver afectada. Pero entonces, ¿cuál es la forma saludable de comunicarnos?

A continuación revisamos el significado de comunicación asertiva y os dejamos unas sencillas pautas que mejorarán vuestra relación con el entorno y con vosotras/os mismas/os.

La asertividad es una forma de comunicación que se basa en la “capacidad de autoafirmar los propios derechos, sin dejarse manipular ni manipular a los demás”. Esto implica que la persona que se comunica conoce sus necesidades y deseos,  y los manifiesta y sabe marcar límites de forma tranquila y firme. Las personas que se comunican de forma sumisa en cambio, tenderán a no manifestar sus necesidades o a dejarlas de lado y ceder priorizando las necesidades de los demás. Por último, las personas que se comunican de forma agresiva actúan sin tener en cuenta las necesidades de los demás y pueden hacerlo desde el enfado o la ira.

Es importante señalar que normalmente no hay un estilo único de comunicación, sino que suele depender de las circunstancias.

¿Qué hago para comunicarme de forma más saludable?

En primer lugar es importante que me pregunte cuál es el objetivo de la comunicación: ¿es el desahogo personal o es llegar a acuerdos y negociar?

Un factor fundamental es respetar los turnos de palabra y asegurarnos de que el otro ha terminado antes de responder. En función de esto las claves serán las siguientes:

SI ESTOY HABLANDO:

–         Es fundamental que nos responsabilicemos de lo que sentimos, no debemos responsabilizar al/a la otro/a de nuestros sentimientos.

–         No debemos hacer NUNCA interpretaciones, es preferible preguntar de forma directa.

–         No acusar, culpabilizar o ridiculizar al/a la otro/a es muy importante.

–         Hablar de forma directa, tranquila y mirando a los ojos.

–         Ser breve y asegurarnos de haber trasmitido adecuadamente nuestro mensaje.

SI ESTOY ESCUCHANDO:

–         Mirar a quien nos está hablando.

–         No interrumpir.

–         Intentar empatizar con nuestro/a interlocutor/a.

–         Antes de responder asegurarnos de haber entendido lo que nos han transmitido.

–         Centrarnos en escuchar y no en lo que vamos a responder. Asegurarnos de estar comprendiendo a nuestro/a interlocutor/a.

PRACTICA LA ESCUCHA ACTIVA: TU LENGUAJE CORPORAL ES FUNDAMENTAL. 

Y SI ESTAS PAUTAS NO SON SUFICIENTES CONTACTA CON UN/UNA PROFESIONAL.

Recuerda que una comunicación saludable mejorará nuestra autoestima y nuestra relación con el entorno.

Para que sigáis profundizando en este tema, os dejamos un recomendación con la que solemos trabajar en nuestras consultas.