María Magariños. Psicóloga General Sanitaria en PsiquePontevedra.
En ocasiones nuestro organismo responde de manera exagerada ante determinadas situaciones o estímulos (subir en avión, montar en un ascensor, hablar en público, quedar solo en casa…) que nuestro cerebro interpreta como peligrosos. La rama simpática de nuestro sistema nervioso autónomo se activa para prepararnos para huir o defendernos/atacar a ese peligro! Nuestro corazón comienza a latir más rápido aumentando también la presión sanguínea, nuestros músculos se llenan de sangre, la respiración se acelera, comenzamos a sudar, las pupilas se dilatan…
A esta respuesta de alarma de nuestro organismo ante situaciones que no suponen un peligro real la llamamos ansiedad. Si esta activación ocurre con mucha frecuencia puede acarrear serios problemas para nuestra salud: cefaleas, pérdida de apetito, dificultades para conciliar el sueño, fatiga, malestar estomacal, problemas digestivos, disfunciones sexuales, dificultades para mantener la atención… además de generarnos problemas en nuestro ambiente de trabajo, con nuestra pareja, con nuestros hijos, con nuestros padres…
¿Cómo podemos hacer frente a la ansiedad?
Los psicólogos realizamos nuestras intervenciones en los trastornos de ansiedad utilizando diferentes técnicas y herramientas. Hoy hablaremos de una de las más importantes, las técnicas de relajación y respiración. Las técnicas de relajación y respiración son muy efectivas porque activan la rama parasimpática de nuestro organismo, disminuyendo así la activación de la rama simpática del Sistema Nervioso Autónomo. Nuestra respiración se hace más lenta, más profunda y más rítmica, el ritmo cardiaco se regula y se hace más lento, los músculos se relajan, hay una mayor conexión entre nuestros hemisferios cerebrales y aumenta el ritmo alfa, percibimos mayor tranquilidad…
Una de las técnicas de relajación que aporta mayores beneficios es la relajación muscular progresiva de Jacobson. Consiste en realizar tensiones y distensiones en diferentes grupos musculares para conseguir una relajación a nivel muscular profunda, aunque tiene también otros beneficios para la salud como la mejora de la hipertensión, la reducción del dolor crónico, mejora el malestar generado por la dismenorrea, alivia la intensidad del dolor en lumbalgias, reducción de las cefaleas, mejora el curso de enfermedades crónicas como el asma o la diabetes y mejora los efectos secundarios del tratamiento con quimioterapia de los pacientes oncológicos.
Te dejamos un pequeño vídeo en el que podrás conocer un poquito más acerca de este trastorno que afecta entorno a un 20% de la población general. Y recuerda, si al leer estas líneas te sientes identificado con alguno de los síntomas ¡no dudes en pedir ayuda a un profesional!